La muerte de Siti Masfufah Wardah, una niña de 12 años, fue certificada el pasado 18 de agosto en el Hospital Dr. Mohamad Saleh, en Indonesia. La pequeña sufría una diabetes crónica y había tenido complicaciones, según apuntan medios locales.

La familia decidió una hora más tarde de su defunción llevarse el cuerpo de la menor a casa. Una vez allí, tal y como recoge el diario indonesio 'Suara.com', metieron el cadáver en la bañera con la intención de prepararla para el funeral, pero cuando empezaron a lavar el cuerpo, sucedió algo que los padres no se esperaban.

Los ojos de la niña se abrieron de nuevo, la pequeña recuperó el ritmo cardíaco, y su cuerpo volvió a calentarse y comenzó a moverse. Alarmados e incrédulos, los padres llamaron al hospital para explicar que su hija volvía a la vida.

Los médicos acudieron al domicilio para darle oxigeno para ayudar a la respiración pero finalmente la niña murió una hora después y la familia pudo enterrar el cuerpo. El jefe de policía de Lumbang, AKP Muhammad Dugel, confirmó el incidente y lo calificó de inusual, según recoge el citado medio.

Los expertos apuntan que la pequeña experimentó un Retorno de la Circulación Espontánea (ROSC en sus siglas en inglés) o también conocido como Síndrome de Lázaro. Esto es algo que puede ocurrir en los cuerpos de pacientes que fallecen de una insuficiencia cardiáca y que pueden recuperar el pulso por unos breves instantes.