Este año en la catedral de Palma sí reina la paz, a la entrada posado, esta vez sin don Juan Carlos, y aparentemente sonrientes.
Un detalle, de camino Doña Sofía mira a cámara y le hace un gesto a su nieta, pero sutil que ya en su día se lió una buena.
Siguen, todo bien, nada que ver la despedida de esta vez, complicidad entre la emérita y su hijo. Camino al coche, paseo de ambas Reinas, juntas, charlando.
"Ya pasó lo del año pasado", dice una mujer que se ha acercado hasta el lugar.
Fue bien polémica la misa de resurrección de 2018. La Reina Sofía intentaba hacerse una foto con sus nietas, mira al retratista habitual de Casa Real, parece que lo ha pactado. Entonces, empieza la escena: Letizia se cruza, Sofía intenta esquivar, su nieta le aparta el brazo, su disgusto es evidente, llega el rey, habla con ambas y Sofía se rinde.
La escena no le hizo ningún bien a la Casa Real. "Fuera, antipática, borde, floja", le llegaron a gritar a la reina Letizia después.
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Una semana después, tocó enmendar: abuela y nietas, de la mano. A la emérita le costó, pero, por fin, consiguió la foto.