Unos grifos instalados en el paseo marítimo son la salvación para los vecinos de Pontedeume, que lleva ocho días sin agua potable. La que sale de los grifos de sus casas no vale ni para consumir ni para cocinar.

"Vivo en un tercero sin ascensor y tengo que estar acarreando agua continuamente", nos cuenta una vecina. Para los que no puedan llevarla a su casa, el Ayuntamiento ha habilitado un servicio gratuito de entrega a domicilio.

En hostelería notan el aumento del gasto, pero algunos no se preocupan, como Pachi. "Vendemos más agua mineral", nos cuenta. Concienciados los vecinos, Eduardo cuenta que aún hay algún cliente que pregunta qué agua se utiliza para hacer el café.

El agua de Pontedeume no es potable por la turbidez del río y los sedimentos metálicos que contiene, situación que preocupa a los marisqueros cuando se acerca la campaña de Navidad.

La Xunta de Galicia invertirá millón y medio de euros para atajar el problema y modernizar la potabilizadora como garantía a largo plazo. Los vecinos ya ven el agua con buen color, pero las autoridades sanitarias aún no han dado el visto bueno.

Aunque los análisis empiecen a ser favorables, la turbidez hace que la situación del río y la calidad de su agua sea inestable.