La Fiscalía ha solicitado una pena de dos años y medio de prisión para Luis Rubiales por el beso forzado que le dio a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial en Sídney el pasado 20 de agosto y por el "hostigamiento" al que sometió a la futbolista. Para Albert Luque, quien ha sido apartado por la Federación Española de Fútbol de su cargo como director deportivo, la Fiscalía ha solicitado un año y medio de cárcel por las coacciones a Jenni Hermoso.

Luque fue el que llegó más lejos en su acoso. Se trasladó hasta Ibiza, donde estaban las campeonas y como no consiguió hablar con Hermoso, escribió a una amiga suya.

En las conversaciones de WhatsApp, Luque defendía que "a la jugadora le quedaban dos años de carrera" y llegó a prometerle un cargo en la Federación si respaldaba a Rubiales. Luque afirmaba que si Hermoso no accedía era una mala persona y le deseaba que se quedara sola en la vida, según refleja en el escrito.

Rubiales presionó a la familia y amigos de Hermoso

En el escrito se recogen reiterados intentos de coaccionar y de presionar a Hermoso para que respaldara a Rubiales. Tuvieron lugar en los vestuarios, en el autobús e incluso en el avión de vuelta a España.

Ante las negativas de la campeona del mundo a cooperar, Rubiales, según la fiscal, cambió de estrategia y decidió presionar a los familiares y amigos de Hermoso.

Para eso, recurrió a sus hombres de confianza, así como el seleccionador Jorge Vilda, el director de marketing Rubén Rivera y el director deportivo Albert Luque. La fiscal pide para esos tres una pena de un año y seis meses de cárcel por coacciones al entorno de la delantera.