A bordo de un coche han llegado Doña Cristina e Iñaki Urdangarin. Ambos han hecho su entrada juntos al juzgado, muy serios y sin hacer declaraciones.

Dentro de la sala,la cosa ha cambiado poco. La infanta y su marido mantenían los mismos gestos: caras en consonancia con las del expresidente balear Jaume Matas, y la del exsocio de Urdangarin, Diego Torres.

Éste también ha llegado con su mujer y compañera de banquillo. Aunque hacía años que no hablaban, a Torres y Urdangarín les hemos visto intercambiar impresiones antes de comenzar la sesión.

También, comentando algunos pormenores durante la vista. Doña Cristina apenas se ha movido; su marido ha estado algo más inquieto. A medida que han pasado los minutos, el calor se ha apoderado de algunos presentes, como Mario Pascual Vives.

El abogado de Urdangarín ha tenido que echar mano de un abanico. Otras letradas, menos equipadas, han hecho lo propio con folios. Todo esto, seguido, igual que la fase de instrucción por multitud, de medios agolpados desde primera hora a las puertas del edificio.

La misma prensa, sí, pero esta ubicación, menos céntrica, ha atraído a menos curiosos. Les costaba encontrar ideas para el repertorio de cánticos. Esto es lo que ha dado de sí la primera jornada de esta nueva y muy esperada fase del juicio.