La mañana ha empezado con lágrimas en la Audiencia Nacional, las del exconcejal de Pozuelo José Antonio Sáenz, que se ha derrumbado a preguntas de su abogada sobre su situación.

Tras él, le llegaba el turno a la famosa rana de Esperanza Aguirre, Alberto López Viejo, que ha utilizado un tono muy distinto al de Sáenz. Nadie diría que le piden 46 años de cárcel por el catálogo casi al completo de los delitos de corrupción: "Me gustaría contestar a la pregunta de la fiscal para decirle que no voy a contestar".

Parecía tan seguro de sí mismo que incluso se ha permitido aconsejar a la fiscal: "Señora fiscal, le recomendaría que se leyera usted".

Su tono era tal que el presidente del Tribunal le ha tenido que llamar la atención en varias ocasiones. Por lo demás, su estrategia se puede resumir en dos palabras: "negar la mayor". Que tuviese una relación cercana a Correa, haber fraccionado contratos o haber cobrado las mordidas que admitieron haberle pagado el propio Correa y el presidente de la empresa a cambio de contratos.