Miran al cielo y si no hay un azul impoluto y lo que hay son nubes cirros o estelas de condensación lo que hacen directamente es acusar de que nos están fumigando. Aseguran que los aviones rocian sustancias químicas nocivas para la población: "Podemos ver cómo nos están fumigando ahí está la primera estela".

Entre sus argumentos, que las estelas son las culpables del cambio climático y que por ellas estamos sumidos en una intensa sequíaporque destruyen las nubes.

Según ha podido saber el jefe de Tribunales de laSexta, Alfonso Pérez Medina, tal está siendo la conspiranoia que en las últimas semanas la Fiscalía de la Comunidad de Madrid ha recibido más de medio centenar de denuncias por este fenómeno. En dichas denuncias piden indemnizaciones por problemas dermatológicos, o que se investigue realmente qué sustancias son las que emiten. Hay quien denuncia, además, una neblina que le impide "que llegue el sol hasta la tumbona".

Sin embargo, el meteorólogo de laSexta, Francisco Cacho, desmiente que estas estelas nada tienen que ver con la sequía: "Ahora vemos más estelas porque hay más sequía y no hay nubes".

Y entonces, ¿de dónde salen estas estelas?

"De los motores de los aviones sale CO2 y vapor de agua que entra en contacto con las bajas temperaturas que hay en la atmósfera y se cristaliza. Esto da lugar a las estelas", explica Cacho.

Ante este aluvión de denuncias, la Fiscalía ha apostado por crear un informe modelo para contestarlas y directamente archivarlas, se basan en que "la comunidad científica ya ha refutado esas teorías conspirativas".

"De los motores de los aviones sale CO2 y vapor de agua que entra en contacto con las bajas temperaturas que hay en la atmósfera y se cristaliza".

Para la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, también hay intereses políticos detrás de estos bulos."Es tal el nivel de locura, esta especie de conspiranoia en la que nos están metiendo negacionistas y extrema derecha", ha señalado en su entrevista en Al Rojo Vivo. Unos bulos que han acabado afectando, apostilla, a los profesionales. Los meteorólogos de la AEMET han llegado a recibir amenazas telefónicas.