Justo un año después y a la misma hora que se produjo el atropello de La Rambla, ciudadanos de Barcelona se unen para lanzar un grito silencioso: "No tenemos miedo".

A los comerciantes del Mercat de la Boquería, la lluvia que acompañaba los actos no les ha borrado ningún recuerdo. "Vimos una avalancha de gente corriendo, muerta de miedo, y escuchamos como tres disparos", cuenta Vanesa Queirolo, una trabajadora que salió corriendo pero que volvió a por sus compañeras: "Estuvimos horas y horas aquí porque la Policía nos pedía escondernos".

Silvia tampoco puede olvidar. Iba a fumar un cigarro cuando recordó que tenía una tarea pendiente en su puesto de trabajo y la suerte se interpuso entre ella y la camioneta. "Había un niño de la edad de mi hijo con la cara ensangrentada por el golpe de la furgoneta y claro, estaba asustado", explica.

Recuerdos imborrables para vecinos, testigos o trabajadores de La Rambla que reconocen que los homenajes "son un momento agridulce, porque es bonito ver cómo se recuerda a las víctimas, pero duele pensar en lo que pasó".

En esos días muchos fueron testigos y muchos voluntarios. Recuerdos y solidaridad que se repite un año después, como por ejemplo con muchos hoteles que los han alojado gratis durante dos días para que puedan decir adiós de nuevo.