Rajoy continuaba con su baño de masas por el centro de Pontevedra cuando entre la multidud, justo a su lado, un joven le hace una foto, pasando completamente desapercibido, hasta que de repente le golpea en la cara con su puño izquierdo, Rajoy se tambalea y sus gafas salen disparadas.
Santiago Mosteiro, periodista del Diario de Pontevedra que presenció la agresión, cuenta que "llevaba un minuto observándole, resopló, cogió aire y le lanzó el puñetazo".
Inmediatamente después la seguridad reduce al joven en el suelo y le traslada a una inmobiliaria, donde permaneció 20 minutos sin arrepentirse de nada, según cuenta Manuel Pajariñas, testigo y dueño de la inmobiliaria.
Mientras, con la cara enrojecida y confuso, Rajoy decide continuar a pie el camino, aunque los vecinos le observaron "pálido y un poco desubicado" según Juan Carlos, contable del Hotel Rias Bajas.