Cinco minutos tendrían que ser suficientes para apagar las llamas y evacuar la Catedral de Santiago, por eso se realizan simulacros continuamente.

Desde el año 2013, el templo está en obras. Eso ha rodeado de andamios y operarios las esquinas del centro de peregrinación. La catedral tiene un plan de seguridad y un plan de conservación preventiva que se va actualizando a medidas que avanzan las obras.

En la Alhambra y en el Generalife de Granada el mayor peligro está en el riesgo de incendio de las estructuras de madera y de las zonas verdes. Para evitar una tragedia como la de París el plan de protección incluye medidas como, por ejemplo, que las restauraciones se lleven a cabo con materiales no inflamables o con la asistencia propia de canalización de agua, que abastece los puntos vitales del complejo.

La Sagrada Familia tiene un plan de protección propio para casos como el de Notre-Dame: un documento que se va a innovando cada año, que está vivo y que se ha aprobado tanto por Protección Civil como por Bomberos.

El edificio ha sufrido dos incendios en sus casi 140 años de historia. El último, hace ocho años, fue un pequeño incendio en la cripta, en el que se desalojó la basílica en tan solo 15 minutos.

Existen edificios donde el valor principal se alberga en su interior. En el Museo Reina Sofía, dentro del plan especial de protección de obras todas tienen una prioridad, de uno a diez, incluso las exposiciones temporales. Por ejemplo, si se iniciase un fuego en el museo, el Guernica sería la principal obra a rescatar.