Diego Torres no fue el único que apuntó a la Casa Real durante los interrogatorios de Nóos. Raimon Bergós, el abogado al que acudieron Urdangarin y su exsocio para crear una fundación acusa al Conde de Fontao, exabogado del rey, de estar enterado de todos sus movimientos: "Me lo presentaron y se presentó como asesor jurídico de la Casa del Rey. Daba la impresión de que estaba procesando, controlando todo el proceso".

Un proceso en el que, según Bergós, le sugirieron no debía aparecer el nombre del marido de la Infanta: "El señor Romero lo que venía a decir es que hiciera lo que quisiera, pero siempre y cuando (Urdangarin) no estuviera en el órgano de gobierno de la entidad o fundación".

A la Fundación Areté le siguió otra, creada con 30.000 euros procedentes de un amigo de Urdangarin. Unos fondos que donó de forma altruista, según declaró pero poco después cobró esa cantidad del Instituto Nóos mediante dos facturas. Una casualidad que dejó perplejo al juez Castro: "¿Y no era más fácil decir, 'oye que no cobro nada, invítame a comer un día, invítame a una mariscada' y hoy por ti y mañana por mí?"

Urdangarin dejó supuestamente el Instituto Nóos en marzo de 2006 pero varios testigos coinciden en que meses después seguía al frente del mismo. El Juez Castro pregunto si "¿en mayo, abril, junio y julio sí estaba?" a lo que una extrabajadora de Nóos contestó que "sí".

Una versión que contradice a lo que siempre ha defendido el Duque de Palma.