Además de en inmuebles en la playa, la trama del 'caso Koldo' habría invertido en materiales de construcción en el epicentro mundial de la pizarra, en la provincia de Ourense. Así lo señala la querella de la Fiscalía Anticorrupción, que recoge que "parte de los fondos públicos investigados fueron invertidos en la puesta en marcha del 'negocio de las pizarras'".

Dentro de la red para esconder comisiones, también hubo sociedades en el extranjero, tal y como ha explicado el periodista Tono Calleja en Al Rojo Vivo, donde ha precisado que los implicados "filtraban las comisiones que al final acabaron en Luxemburgo, en Brasil y por supuesto en Ourense, en una empresa de pizarras".

Los fiscales apuntan a diversos movimientos destacando dos: medio millón de euros transferidos a Suro Capital, ubicada en Brasil, y 1,6 millones a Stronghold, con matriz en Luxemburgo, por los que, de paso, no habrían pagado impuestos.

Asimismo, ahora ha trascendido un vínculo previo entre la trama y el propio José Luis Ábalos: un restaurante de Madrid, propiedad de uno de los imputados, Víctor de Aldama, donde en 2019, un año antes del pelotazo de las mascarillas, se celebr el 60 cumpleaños del exministro y, posteriormente, la cena de Navidad del Ministerio que dirigía.

Aunque la Fiscalía no vincula a la trama el nombre de Ábalos, sí cree que hubo un trato privilegiado desde el departamento que dirigía, ya que el mismo día que se publicó en el BOE que el Ministerio necesitaba mascarillas, el 21 de marzo de 2020, también se adjudicó raudo y veloz el primer y más cuantioso contrato, de 24 millones.

Era inicio de la trama por la que ya hemos visto declarar a muchos implicados y donde solo falta el cabecilla, Juan Carlos Cueto, que está en el extranjero, pero ya localizado y declarará como investigado en los próximos días.