Barcelona ha acogido este jueves la puesta en escena de la amistad entre Francia y España. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, han firmado un Tratado de Amistad y Cooperación entre ambos países, la máxima distinción diplomática de colaboración entre estados, con la que escenifican también una apuesta común por la reforma del mercado eléctrico europeo.

En esta última parte está la clave de la segunda visita del jefe de Estado francés a nuestro país en menos de un mes. En diciembre acudió a Alicante para cerrar los flecos sobre el BarMar (H2Med), el sucesor del MidCat que finalmente no será un gasoducto sino una tubería de hidrógeno verde. Ahora, las interconexiones energéticas han sido también un punto tratado entre ambos mandatarios y la veintena de ministros que los han acompañado.

Así lo señala el texto firmado entre ambos mandatarios, donde destacan que "las interconexiones entre ambos países para alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea" serán prioritarias para ambos. En particular, aquellas que "puedan beneficiarse de la financiación europea en las mejores condiciones". En concreto señalan al citado H2Med, rubricando su compromiso de realizarlo "de forma equitativa y de conformidad con las normas europeas". De hecho, este fue uno de los motivos por los que el BarMar, pensado para ser un gasoducto que se reconvertiría en hidroducto, vaya a trasladar únicamente hidrógeno.

"Estamos hablando de lo que va a definir la política energética europea durante los próximos años y es el hidrógeno y ese corredor H2Med que nos va a unir con el resto de Europa", ha enfatizado Sánchez durante la rueda de prensa conjunta, tras una reunión que ha calificado de "cumbre histórica en las relaciones bilaterales".

El tratado, según el presidente español, no solo beneficia a los dos países sino que "está reforzando nuestro proyecto común, que es Europa". Una Europa que, según ha advertido Macron, se encuentra amenazada por el auge de la extrema derecha, a la que que el mandatario galo pide no normalizar: "No soy partidario de transigir con la extrema derecha", ha aseverado durante la comparecencia.

Una relación restaurada

La reunión en Barcelona ha restañado las heridas entre ambos dirigentes, cuya relación se vio deteriorada el pasado año precisamente a cuenta de la infraestructura del MidCat, un ducto que tenía que conectar Cataluña con el sur de Francia y que Portugal, España y Alemania veían como fundamental para asegurar el suministro de gas licuado -España cuenta con un tercio de la capacidad regasificadora de la Unión Europea- al centro del continente.

Pero Francia, con una potente red de centrales nucleares -que no han dejado de fallar por inoperativas durante toda la crisis-, se opuso a seguir la construcción de esta tubería. La excusa: no sería la solución para la crisis actual. De fondo, el modelo nuclear francés que durante muchos años ha exportado electricidad al resto de la Unión. Además, el presidente francés no tiene buena relación con Olaf Scholz, canciller alemán y pata fundamental del Eje París-Berlín, por lo que mimar al socio socialdemócrata del sur se ha convertido en fundamental.

Ahora, con acuerdo sobre el ducto previsto para el transporte de hidrógeno cerrado, la clave está en la reforma del mercado eléctrico y la ampliación de las interconexiones de la península ibérica con el resto del continente. El Ejecutivo español ya avanzó su propuesta la semana pasada, que pasa por sacar el gas del 'pool' diario y establecer contratos a plazo con las distintas tecnologías energéticas, de tal manera que se estabilicen los precios y las compañías tengan margen para realizar sus inversiones.

Macron estaría alineado con esta propuesta del Gobierno de Sánchez, indican desde el Ejecutivo, pero ahora ambos tendrán que hacer frente común para vencer las resistencias de los otros 25 socios europeos. Por su parte, la Comisión Europea prevé presentar en los próximos meses su propio proyecto de reforma de las reglas del mercado energético. Y, en función de cómo presionen Sánchez y Macron, puede estar más o menos influida por las ideas españolas.

Así, ambos mandatarios han exhibido ahora su sintonía en Barcelona, donde han compartido un efusivo saludo, charlas y muestras de afecto durante su reunión y la rueda de prensa posterior. Una buena relación que han plasmado en un tratado que hasta ahora España solo compartía con Portugal y Francia, con Alemania e Italia.

Además de la cuestión energética, con su firma se creará un Consejo Bilateral de Defensa y Seguridad así como un grupo de trabajo sobre cuestiones migratorias, algo fundamental para que Francia reabra los nueve pasos fronterizos con España que siguen cerrados desde enero de 2021. La interconexión mediante transporte también es clave, así como la colaboración transfronteriza.

Igualmente, el pacto concreta que un ministro de cada gobierno participará, cada tres meses, en el Consejo de Ministros del otro país, además de organizar intercambios de funcionarios entre estados.

La cumbre parte al independentismo

En clave interna, la Cumbre en Barcelona también ha tenido una lectura: supone trasladar la imagen de que la situación en Cataluña, con las imágenes de 2017 muy presentes en todos los países del entorno, ya se ha calmado. A pesar de las protestas, que incluyen a ERC, que lidera la Generalitat y es socia del Ejecutivo en Madrid, el Gobierno de Sánchez insiste en trasladar la imagen de normalidad institucional. El argumento oficial es la cercanía con Francia y su importancia por la conexión energética, pero el recibimiento a Macron en la Ciudad Condal, a cuyo recibimiento han acudido Pere Aragonés y Ada Colau, es la imagen que busca Sánchez, a pesar de los abucheos al presidente de ERC, Oriol Junqueras. Estos evidencian la fractura del independentismo, con sus partes más alejadas que nunca.