El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha defendido ante el Comité Federal de su partido -su máximo órgano entre congresos- la actuación del Gobierno ante la guerra en Ucrania, después de que España haya enviado armas de manera bilateral al país, algo que ha generado críticas en Podemos, socio minoritario de la formación.

"No ha faltado diplomacia, ha sobrado agresión", ha argumentado el presidente del Gobierno en clara respuesta a las críticas de algunos de los ministros morados como Ione Belarra o Irene Montero, que han deplorado el envío de armas y han defendido una solución negociada al conflicto.

Sánchez ha comparecido en una sala de la sede nacional del PSOE decorada no con el tradicional rojo del partido, sino con los colores amarillo y azul de la bandera de Ucrania. Sánchez ha mandado todo su apoyo al pueblo ucraniano y ha calificado de "injusta" e "ilegal" la "guerra de Putin".

Recado a Podemos

"La agresión salvaje partió de Putin tras semanas de un diálogo diplomático intenso que quería preparar la paz", ha dicho el líder del Ejecutivo ante la plana mayor de su partido. "Mientras nos esmerábamos todos por evitar lo evidente, el agresor negaba cínicamente sus planes", ha lamentado.

El recado ha sido claro tanto a la secretaria general de Podemos, la actual titular de Derechos Sociales Ione Belarra, como al exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, que han cuestionado la idoneidad del envío de armas a Ucrania. "Sabemos distinguir a un agresor de un agredido; una democracia, de un régimen autoritario; una nación libre, de una potencia nuclear imperialista. Sabemos distinguir cuál es el lado correcto de la historia y nuestro lado es condenar la guerra de Putin y estar con el pueblo ucraniano", ha subrayado.

"Se ha dicho que para hacer la paz se precisan dos, para desencadenar una guerra se necesita uno. Cuando no se ha podido evitar, hay que estar con las víctimas", ha insistido.

"La crisis va a ser larga"

Sánchez ha reconocido que el conflicto en el este va a modificar los planes del Ejecutivo, que ya veía próxima la salida a la crisis derivada del COVID-19 y que estaba enfocado en el despliegue de los fondos europeos. Ahora, la guerra ya está provocando los primeros efectos sobre la economía española y del resto de Europa, con unos precios que se están disparando y están afectando al crecimiento. "Debemos ser conscientes de que, más allá de lo que dura esta terrible guerra, la crisis va a ser larga", ha reconocido el presidente, asegurado que estas consecuencias "se van a prolongar durante los próximos años".

Así, ha tachado de "chantaje energético" la situación actual, por la gran dependencia de algunos países europeos del gas y el petróleo que proceden de Rusia. De hecho, la subida de la inflación anterior al estallido de la guerra ya estaba motivada por el ascenso de los precios energéticos, sobre todo el del gas. En este sentido, Sánchez ha insistido en la necesidad de avanzar en la transición ecológica y en diversificar el mercado eléctrico para paliar la dependencia de los combustibles fósiles.

El líder del Ejecutivo ha reiterado el compromiso de España tanto con el pueblo ucraniano como con las naciones limítrofes para acoger refugiados, que según la ONU ya alcanzan la cifra de 1,5 millones. Así, ha asegurado que la verdadera amenaza para Putin ha sido la pujanza de la Unión Europea y que su verdadero objetivo era debilitarla. "Putin ha atacado Ucrania no por sus imperfecciones, ha atacado Ucrania por ser demasiado europea", ha dicho.

Sánchez ha detallado que la "coherencia" de cada fuerza política se demostrará ahora. "Veremos si las buenas alturas llegan a la altura de las buenas palabras". Sobre la extrema derecha de Vox ha señalado que "ya están bajando el hombro" y ha pedido al PP que "deje de coquetear con la ultraderecha", después de tildar a la oposición de "virulenta, crispada y faltona".

Acerca de la posible entrada de Vox en el Gobierno de la Junta de Castilla y León, Sánchez ha apoyado al líder socialista en la región, Luis Tudanca, y ha reiterado el ofrecimiento que hizo a los populares: gobernar con la abstención del PSOE siempre y cuando rompan con Vox en toda España para que no despliegue "su programa de odio".