Las víctimas, en el Congreso

La salida de Mazón no alivia el inmenso dolor de las víctimas de la DANA: "Nos queda el segundo paso, Mazón a prisión"

El contexto Las primeras en intervenir ante la comisión de investigación de la DANA en el Congreso han sido las personas que perdieron a sus seres queridos el 29 de octubre. Allí, Rosa María ha relatado la agónica última llamada que mantuvo con su padre, Manuel.

Rosa María Álvarez Gil, presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales 29O, comparece en el Congreso de los Diputados
Escucha esta noticia
0:00/0:00

La voz de las víctimas de la DANA ha podido escucharse por primera vez este martes en el Congreso de los Diputados, un año después de una tragedia que dejó 237 muertos y tan solo un día después de que Carlos Mazón anunciara al fin su salida de la Generalitat. Una dimisión que no aminora el inmenso dolor de sus familiares, como Rosa María Álvarez, para quien el siguiente paso está muy claro: "Mazón a prisión".

Ella ha sido la primera en tomar la palabra ante una comisión de investigación, que, según ha recordado, "nació a pesar de los votos en contra de algunos partidos" y después de que otras comisiones les negaran "el derecho a contar la verdad". En la Cámara Baja, en cambio, el testimonio de las víctimas ha sido el primero en ponerse en el foco en boca de Rosa María, que preside la Asociación de Víctimas Mortales 29-O.

Su padre, Manuel, falleció en Catarroja, una de las localidades más golpeadas por una DANA que "no se podía evitar", pero ante la que no podían imaginarse que sus "gestores tampoco sabían gestionar". "Tenían las herramientas, no para decirle a la lluvia cómo tenía que llover, pero sí para decirnos a nosotros cómo teníamos que salvar nuestras vidas, cómo ponernos a salvo. Eso es lo que tienen que investigar", ha denunciado ante los parlamentarios.

"Mazón anunció ayer su dimisión. ¿Aminora eso nuestro dolor? Sinceramente no. La muerte de mi padre me duele hoy igual que ayer, igual que cada día, pero el máximo responsable de nuestra desgracia ya no representa a un pueblo que se puso en pie para ayudar a los que estábamos en el suelo", ha aseverado Rosa María, para quien esa salida es, no obstante, "un alivio moral y una victoria social": "El primer paso es realidad: Mazón dimisión. Nos queda el segundo: Mazón a prisión. Estamos más cerca", ha sentenciado.

"A nuestros familiares no los mató el clima, los mató la mala gestión. Los mató la falta de respeto por la ciencia, la falta de previsión, una alerta que cuando llegó, ya habían muerto", ha denunciado. Ese día, ha recordado, murieron por esa "nefasta gestión" más de 200 personas. "Personas, no cosas. Personas con pasado, con futuro, con proyectos" y con familiares que comparten "la herida de la incompetencia" de quienes debían protegerles y de "la falta de humanidad" de los que "ni siquiera han pedido perdón".

"Mi padre no tenía que haber muerto"

Muy emocionada y con una camiseta con el rostro de su padre, Rosa María ha recordado al hombre que la crio, Manuel, el barber. "Mi padre no tenía que haber muerto, no quería morir. Ese día se había puesto la vacuna del COVID", ha relatado. Incluso puso tablones en las puertas de su casa por si llovía ese 29 de octubre. Pero no fue suficiente ante una riada que arrasó con todo.

Su hija ha pedido "que todo el mundo que piense en él no le piense como un número, una cifra más". "Reducirlo a eso sería matarlo otra vez. ¿Cuántas veces tiene que morir mi padre, cuántas veces tenemos que morir, para que los responsables de nuestras muertes reconozcan sus errores, paguen por sus inacciones y podamos descansar?", se ha preguntado.

"Mi padre no era un número, era un hombre, un hombre que tuvo la muerte más horrible que sean capaces de imaginar", ha lamentado Rosa María, que ha recordado que le llamó a las 18:55 para avisarle de que el barranco del Poyo se desbordaba. Él la llamó a los pocos minutos para decirle que había puesto los protectores a las puertas, pero no sirvió de nada. El agua pronto inundó la casa y, aunque su yerno y su nieta acudieron para intentar rescatarle, la corriente se lo impidió.

"Al final pude hablar con mi padre a las 19:55. Fue una conversación agónica que jamás olvidaré y jamás podré perdonar a los responsables que permitieron que esa situación sucediera", ha lamentado Rosa María. "Mi padre estaba ahogándose, yo le pedí que se subiera a la terraza y lo intentó, pero no podía abrir la puerta del patio porque el agua la bloqueó", ha relatado: "Llorábamos los dos, chillábamos de horror, hasta que se cortó la llamada. Fue la última vez que hablé con mi padre".

*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.