Antes de que 2021 llegase a su final, Isabel Díaz Ayuso escribió un mensaje privado a Pablo Casado para felicitarle el año. Según desvela el diario El Mundo, la presidenta de la Comunidad de Madrid avisaba del año "especialmente difícil" que les esperaba por las "brechas abiertas" que tenían entonces y que acabaron con la peor guerra interna que se recuerda en el Partido Popular.

"Entiendo tu malestar, aunque has de comprender que han pasado muchas cosas que a ambos nos han agraviado. [...] Va a ser un infierno si no nos elevamos por encima de los partidos que nos rodean", decía Ayuso a Casado, que insistía en que solo tenía una "misión", y esa era ayudarle a "llegar a Moncloa".

Ayuso reconocía entonces que Pedro Sánchez estaba "fuerte", pero que en el PP podrían "estarlo aún más". La presidenta regional prosigue dejando ver su lado más personal: "Imagino que lo habrás pasado regular estos meses. Yo también. Lo que no se ve pero está ahí".

Sin embargo, zanja ese WhatsApp con una conclusión contundente, con un mensaje muy duro al Ejecutivo: "Pero eso a nadie le importa. Importa que te hagas con los mandos de España o vamos a la destrucción. No aguantamos cuatro años más a esa banda".

En fechas posteriores, ambos hablaron acerca de la intención de Ayuso de liderar la formación en Madrid, algo que Casado abogaba por "hablar en persona", pero "más adelante y con calma". Ayuso subió el tono después de que la dirección nacional se dejase ver con Almeida, ensalzando su figura: "Me gustaría que quedáramos (...). La falta de comunicación entre nosotros provoca estas tonterías".

La postura de la dirección nacional se mantuvo, dejando el siguiente mensaje de Ayuso el 7 de julio: "El efecto 4M para los municipios del sur, que son donde se juega la mayoría, no puede perderse. Estamos de moda (ahora). Y la maquinaria del PSOE en estas ciudades no va a parar, juegan con Moncloa, Delegación (del Gobierno) como quieren".

Finalmente, los deseos de Ayuso no llegaron a hacerse realidad. Según fuentes cercanas a la presidenta, Teodoro García Egea le espetó que debía renunciar a presidir el PP de Madrid. Ayuso no cedió y la guerra era inevitable. El resto, como suele decirse, es historia.