Los obispos han hablado. Cabizbajo y a la cola se ha visto al presidente saliente, Rouco Varela. Es todo lo que se ha dejado ver, porque las ráfagas de flases y las instrucciones de los fotógrafos se centra ya en el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.

Fumata blanca sin sorpresas, ha sido nombrado presidente de la Conferencia Episcopal, antes ya ocupó este cargo. Durante su primera comparecncia pública, ha tenido palabras de agradecimiento para Rouco mencionando su "servicio muy largo prestado a la iglesia".

No obstante, el protagonista de sus primeras palabras ha sido el papa Francisco, sobre él ha afirmado que "tiene la gracia de abatir las barreras invisibles que pueden crearse entre nosotros".

Ricardo Blázquez ha salido elegido con una amplísima mayoría absoluta de 60 votos de un total de 79. Hijo de agricultores de Ávila, lo describen como un hombre afable, cercano.

Se trata de un gran teólogo, obispo desde 1988, rimero de Santiago de Compostela, luego de Palencia, y en 1995 le vino su mayor reto: Bilbao. A los nacionalistas no les entusiasmó su nombramiento. Sin embargo, se los ganó con paciencia y trabajo hasta para aprender idiomas.

Tras el adiós casi apocalíptico de Rouco llega este tal Blázquez a poner una nueva cara a la iglesia española.