Oviedo se ha volcado este sábado con las Fuerzas Armadas en un desfile de 3.250 militares presidido por los reyes Felipe y Letizia, y presenciado por miles de personas que acompañan a los tres ejércitos y a la Guardia Civil en su día, que se celebra cada año desde el inicio de la democracia. La reina ha acudido

Antes de comenzar el acto y mientras se esperaba la llegada de los reyes, un grupo de personas situadas muy cerca de las gradas de las autoridades ha abucheado a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y han proferido gritos de "fuera, fuera". Robles, que es precisamente el miembro del Gobierno mejor valorado por los ciudadanos en las encuestas del CIS, ha respondido a los abucheos con un saludo con la mano a otras personas asomadas en los balcones de sus viviendas para presenciar el desfile.

Poco antes de las 12:00 horas, han llegado Felipe VI y la reina Letizia, a los que han acompañado a la tribuna Robles, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Teodoro Esteban López Calderón; el presidente del Principado, Adrián Barbón, y el alcalde de Oviedo, Alberto Canteli. Allí ya estaba el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, junto con otras autoridades.

Escoltados por la Unidad de Caballería de la Guardia Real, los reyes han llegado en coche a la avenida de los Hermanos Menéndez Pidal, por donde ha transcurrido la mayor parte del desfile, y han escuchado el himno nacional acompañado de una salva de 21 cañonazos, que ha marcado el inicio de la celebración. La reina ha vuelto a aparecer en zapatillas y cojeando levemente, tras su última lesión.

El desfile ha comenzado con el salto del cabo primero del Ejército del Aire, que ha transcurrido sin incidentes, y el tradicional homenaje a los caídos. Más de 3.300 militares, entre los que no ha faltado la legión, que, como cada año, ha estado acompañada de su mascota, la cabra Baraka. Además, el desfile aéreo de la Patrulla Águila ha teñido el cielo de una estela rojigualda para cerrar este homenaje.