Felipe VI ha llamado al entendimiento y a la colaboración entre instituciones para "reaccionar" y luchar contra los grandes desafíos que afronta el país y, en consecuencia, para garantizar la estabilidad y el bienestar de las familias españolas ante un futuro incierto, todavía marcado por la pandemia de coronavirus. Así se ha expresado el rey en su tradicional discurso de Navidad, el octavo desde que asumió el trono, en el que sin embargo no ha hecho referencia directa a su padre, Juan Carlos I, ni a los escándalos que llevaron al emérito a marcharse de España.

Tampoco se ha hecho eco de los rumores sobre si volverá o no a instalarse en España. Así, el jefe de Estado ha dedicado su intervención para señalar que "debemos estar en el lugar que constitucionalmente nos corresponde", asumiendo "cada uno las obligaciones que tenemos encomendadas: respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral".

El monarca ha arrancado su intervención con palabras de apoyo a la población de La Palma, muy golpeada este año por la erupción del volcán que ha provocado una auténtica tragedia en la isla: "El volcán os ha dejado a muchos sin hogar, sin medio de vida y nos ha llenado de tristeza. Nuestro corazón y pensamiento siguen con vosotros. Sabéis que contáis con el trabajo y compromiso de todas las Administraciones para que podáis reconstruir vuestras vidas y vuestra economía, y rehacer así vuestros proyectos con ilusión".

Acto seguido, ha pasado a analizar la situación epidemiológica que vive el territorio español desde el comienzo de la pandemia. Ha advertido que, aunque el virus "todavía tiene la capacidad de hacernos daño de muchas maneras" y el riesgo "no ha desaparecido", la situación ahora "es diferente gracias al descubrimiento de las vacunas" y a la campaña de inmunización impulsada en nuestro país, de la que "podemos sentirnos especialmente satisfechos". En cualquier caso, ha insistido en la necesidad de no bajar aún la guardia.

"Debemos seguir teniendo cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva para no dar pasos atrás en esta crisis sanitaria que tanto sufrimiento ha causado", ha esgrimido el jefe de Estado, que en este punto -tanto como al final de su discurso- ha mostrado su gratitud al personal sanitario, al que da "inmensas gracias" con todo su "apoyo y ánimo" por su trabajo. Frente al reconocimiento realizado a este sector, Felipe VI ha apelado a la responsabilidad de las administraciones ante la "auténtica encrucijada" que representan para España los desafíos que el país tiene por delante.

Las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, bienestar y tranquilidad a las familias"

Felipe VI (rey de España)

Lejos de "dejarnos llevar por el pesimismo" y "caer en el conformismo", el rey ha recordado que los problemas no se resuelven por sí solos. Por ello, ha pedido "reaccionar" para "entender y asumir las nuevas transformaciones" que está viviendo el país, así como "adaptarnos rápidamente a los cambios", con el objetivo de intentar "ir por delante de los acontecimientos". Una tarea para la que, según el monarca, "el entendimiento y la colaboración" entre las instituciones españolas es fundamental, lanzando un mensaje claro contra la crispación política.

"Las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro", ha considerado, haciendo un año más referencia a la Constitución como símbolo de "unidad frente a la división": "Nos convoca al diálogo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espíritu integrador frente a la exclusión; a una convivencia cívica, serena y en libertad".

Esa unidad que ampara la Constitución se vuelve crucial en un año en el que "muchos ciudadanos continúan padeciendo las consecuencias sociales, económicas y también emocionales derivadas de la pandemia", según ha indicado; un año en el que "ha aumentado el número de personas en situación de vulnerabilidad" y en el que se ha generado gran preocupación "por la subida de los precios, el coste de la energía o por las dificultades para encontrar un empleo estable, especialmente para los jóvenes".

Europa y el futuro de España, de la mano

"Y junto a todo ello, es verdad que en el mundo es un hecho que los países dependemos, cada vez más, los unos de los otros; y que se requieren soluciones a nivel mundial para muchos de los desafíos que compartimos", ha reflexionado Felipe VI, que no ha dudado en ensalzar, junto a la Carta Magna, la importancia de una Unión Europea que "hoy es una gran realidad política" en la que se comparten "unos mismos valores democráticos que ofrecen estabilidad, seguridad, confianza y nuevas oportunidades".

De hecho, la lucha contra la pandemia ha "reforzado a la propia Unión", ha dicho el rey, destacando los "compromisos muy importantes -sin precedentes- en salud, economía y empleo" que se han adoptado a nivel europeo y sobre los que se enmarca gran parte del futuro de España: "La Unión se abre a la oportunidad de invertir en la modernización de nuestro país y de nuestras empresas, en una economía necesariamente cada vez más digital, más verde y más inclusiva". Para Felipe VI se trata de "una ocasión única que no podemos desaprovechar".

El monarca ha concluido su discurso advirtiendo, precisamente, de que "detenernos hoy es quedarnos atrás, retroceder", atendiendo a la obligación de "seguir adelante" porque "ahora se abre ante nosotros un futuro que nos exige responsabilidad, voluntad de colaborar y entendernos; de confiar más en nuestras propias fuerzas como nación", y así ha cerrado su intervención: "No tengo duda de nuestro compromiso, de nuestra capacidad; y de que, con decisión, con empuje y carácter, lo conseguiremos".