A sus 61 años, Avelino sufrió el coronavirus y ahora es un ejemplo de resistencia. Lleva más de 80 días ingresado en la UCI del hospital Vall d'Hebron y cada día se va superando. "El inicio fue difícil porque no podía levantar ni las sábanas, mis manos temblaban, pero poco a poco he ido cogiendo fuerza", cuenta la Sexta.

El hombre ha dado un paso de gigante. Y es que la rehabilitación que empezó horas después de su hospitalización en la UCI le ha ayudado a moverse de la cama a la butaca.

"Unos ejercicios básicos como ponerse de pie y andar ayudan mucho a ganar fuerza muscular y el paciente también gana en autoestima. Tenemos dispositivos, como bicicletas, que se adaptan a la cama y eso también nos beneficia mucho", señala Bernat Planas, fisioterapeuta respiratorio del hospital.

En el caso de las embarazadas, los profesionales recomiendan evitar ejercicios que puedan comprometer su cavidad abdominal, porque eso podría aumentar las contracciones.

Desde el verano pasado, 800 pacientes críticos con diferentes patologías se han beneficiado de este programa de movilidad precoz y fisioterapia respiratoria del hospital Vall d'Hebron.

En este sentido, Sofía Contreras, intensivista del hospital, destaca que "es muy importante empezar la movilización y, sobre todo, minimizar la sedación para que el paciente pueda comunicarse". "Todo esto disminuye los días de ingreso hospitalario y de ventilación mecánica", afirma. En la misma línea, Alba Gómez, rehabilitadora, subraya que el objetivo es "conseguir la máxima independencia posible del paciente durante el ingreso".

Además, otro de sus retos es que la vida del enfermo en la UCI sea lo menos traumática posible, así como evitar las secuelas: "Queremos que el paciente se sienta cómodo y evitar una parte muy importante que es el delirio", señala Gemma Marin, enfermera de Cuidados Intensivos del Vall d'Hebron. Mientras, los ingresados luchan cada día para volver a ser los de antes.