Dos meses después se aprecian diferencias entre los discursos de Rajoy. Ahora se percibe una leve autocrítica por los recientes casos de corrupción en los que está inmerso el PP, en agosto el presidente en funciones pasó de puntillas por el tema.

"La corrupción se persigue más que nunca y los castigos son los más elevados", decía. Ahora reconoce "los casos que han protagonizado personas del PP".

Con el partido socialista fracturado, Rajoy no ha querido hacer más sangre, en agosto Rajoy criticaba sin reparos los conflictos internos del PSOE. "Un Gobierno que pueda trabajar desde el primer minuto, sin tener, como otros que perder un año más en ponerse al día y resolver sus contradicciones", afirmaba en Agosto. Ahora sostiene que "parece justo que quienes no quieren repetir elecciones apoyen la investidura".

Pero la diferencia más sustancial se aprecia en el tono. Rajoy se ve ya como ganador de la votación, mientras que en verano se veía perdiendo la investidura.

También diferencias con Cataluña. Para Rajoy, en agosto, el independentismo catalán era el problema más grave que tenían que afrontar los españole, ahora el presidente en funciones rebaja la confrontación y se muestra algo más conciliador.