Hace solo unos meses, Artur Mas paseaba, flanqueado por el fiscal superior de Cataluña y el fiscal general del Estado por el Palau de la Generalitat. Hoy, ese paseo tranquilo tiene más pinta de via crucis, porque Eduardo Torres-Dulce ha decidido ignorar a los fiscales catalanes y apuesta por querellarse contra Artur Mas.
Se trata de una decisión que ya parece tomada, si hacemos caso a la nota que anoche emitía la propia Fiscalía. Desde el 9N, la Fiscalía de Cataluña estudia posibles delitos de miembros del Govern. No hay base jurídica para actuar contra Mas y sus consejeros, concluyen. Entienden que han actuado con falta de lealtad y utilizando argucias jurídicas, pero no hay delito. Es la tesis que comparten otros fiscales.
Pero la Fiscalía es un órgano jerárquico, así que la última palabra la tiene Eduardo Torres-Dulce. El Gobierno siempre ha negado presiones a la Fiscalía, aunque la oposición ve su mano detrás de las acciones contra Artur Mas. Mañana Torres Dulce escuchará a sus 25 compañeros de mayor categoría en la carrera, pero nada más. La opinión de los fiscales de sala no es vinculante.