Ni una palabra del presidente del Gobierno a su llegada al Congreso, aunque no ha sido por falta de preguntas para saber por qué llamó "patético" al líder de la oposición. Rajoy cerraba así su cuerpo a cuerpo con el líder socialista: "No vuelva aquí a decir a o hacer nada. Ha sido patético".
Un tono y unas formas que ustifican desde el Gobierno. Para José Luis Ayllón, "el discurso de Sánchez no ha tenido ninguna propuesta y mucho insulto. Y la respuesta del presidente fue que para venir a esto, lo único que ha demostrado es cierto patetismo".
Dicen desde el PP que la maquinaria de insultos la activó Sánchez, y de eso Rajoy nada. Vicente Martínez-Pujalte ha dejado claro que "el presidente no utilizó nunca una palabra que significara ni siquiera descalificación".
Tono faltón y desproporcionado para los socialistas. En palabras de Pedro Saura, "el presidente, cuando no tiene argumentos, pierde los papeles". Ayer, por lo prontó se dedicó a poner nota a sus adversarios. "Si la señora Díez ha pensado que la estábamos examinando, tengo que decir que la nota es un suspenso absoluto".
De los dardos del presidente tampoco se libró el candidato a las generales de Izquierda Unida: "Nadie somos perfectos salvo ustedes, pero es que ustedes son muy poquitos". Alberto Garzón no se quedó callado: "Nuestra voz representa a millones de personas, con independencia de los votos que nosostros recibamos, y no puede despreciarlo como suele hacer. Sería faltarle a esos millones de personas".
Ha sido el último debate de la legislatura y, fiel al clásico, se recordará más por las formas que por el fondo.