Ceuta ha vivido (y está viviendo) la mayor entrada de inmigrantes de su historia. Ni en la crisis de los cayucos de Canarias, en 2006, se habían registrado cifras tan elevadas: en tan solo 24 horas, han accedido a nuestro país más de 5.000 personas. Además, muchas de ellas menores.

La cuestión es que todo apunta a que esta llegada no ha sido fortuita. Las relaciones entre España y Marruecos pasan ahora por uno de sus peores momentos; en gran parte, por una figura que es ajena a los centenares de familias que se juegan la vida para acceder al territorio español: el secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali.

El Frente Polisario es el movimiento que lidera la liberación nacional del Sáhara Occidental. Básicamente, defienden la autodeterminación de la población saharaui tras el abandono de España en 1976 y la ocupación de Marruecos. Ahora bien, ¿por qué el enfado del Estado marroquí con España?

El detonante de la tensión

Hace apenas unas semanas, el 23 de abril, Gali fue hospitalizado en un centro de La Rioja por coronavirus. Esta "acción humanitaria", en palabras de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, no tiene por qué haber provocado la llegada de inmigrantes. Pero también ha coincidido con la mayor escalada de tensión entre Marruecos y el Frente Polisario, que el pasado mes de noviembre rompieron un alto al fuego de tres décadas.

El enfado de nuestro país vecino era más que notorio. Una vez conocida la noticia de la hospitalización, su ministerio de Exteriores, en un comunicado, aseguró "deplorar" la ayuda brindada por España a Gali. Es más, el embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, fue convocado "para exigirle las explicaciones necesarias", tal y como indicaba el texto del Ejecutivo marroquí.

Cabe recordar que, a día de hoy, la Audiencia Nacional mantiene abierta una causa contra el líder del Frente Polisario. Concretamente, por "detención ilegal, torturas y delitos de lesa humanidad". Un argumento en el que también se escudaba Marruecos en su comunicado. Así, según Rabat, se trata de un hombre "buscado por crímenes de guerra graves y atentados contra los Derechos Humanos".

Migraciones niega los motivos

El Gobierno español, desde entonces, está sobre aviso. Pero desde el propio Ejecutivo no esperaban "en ningún caso" lo que ocurrió este lunes. En este sentido, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno, José Luis Escrivá, achaca la crisis migratoria al "cierre de fronteras y pobreza adicional sobrevenida" por la pandemia. No obstante, la realidad es que todos estos inmigrantes han cruzado la frontera ante la pasividad de las autoridades marroquíes. Y, preguntado por ello, el ministro lanza un mensaje claro.

"Pido la aplicación de los acuerdos de devolución, que son muy claros y se están ya activando desde ayer por la tarde", ha subrayado Escrivá en una entrevista en la Cadena Cope este martes. Aun así, desde el Ejecutivo mantienen su postura, y procuran evitar avivar el fuego en la relación con sus vecinos: "Las autoridades marroquíes nos están diciendo que no tiene que ver, no hay relación entre una cosa y otra, tengo que creerles", insisten el mandatario.

En estos momentos, como decíamos, las relaciones siguen tensas. Y lo han estado desde hace un tiempo considerable: hay que remontarse a diciembre de 2020 para dar con otro de los momentos clave. Sobre todo, el día 20: cuando Estados Unidos optó por reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

Ante esto, Rabat buscaba una respuesta por parte de España, teniendo en mente que era una oportunidad de oro para pronunciarse. Sin embargo, el Gobierno se mantuvo en su posición, que coincide con la de la ONU, que busca una solución pactada entre ambas partes.

En cualquier caso, con respecto a la crisis que se está viviendo ahora mismo en la ciudad autónoma de Ceuta, las autoridades trabajan en la estabilización de la situación. Una operación sin precedentes que ha llevado al Ejército a desplegar sus tanques sobre la playa de El Tarajal, en territorio ceutí. En las aguas, las personas todavía están llegando a nado, a expensas de lo que pueda pasar con las devoluciones.