Puigdemont se encuentra en la prisión de Neumünster detenido y esperando para comparecer ante el juez. Lo hará antes de las 12.00 horas de la noche para que sus abogados lleguen a tiempo para el alegato.

A partir de ese momento se abren dos fases, como cuenta el fiscal y magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín: "Una primera es entregarse voluntariamente y otra segunda contradictoria, que quiere decir alegar e intentar contrarrestar las alegaciones".

Si Puigdemont aceptara la primera, podría estar ante el Supremo en un mínimo de 10 días, pero su abogado ya ha dicho que no la aceptará. Entonces el juez tiene dos opciones: libertad bajo fianza o mantenerlo en prisión provisional hasta que se tramite la euroorden, una situación que se puede alargar entre los 60 y los 90 días.

Los expertos reman más hacia un periodo de dos meses para la extradición. Su abogado, Jaume Alonso-Cuevillas, lo intentará evitar alegando que "hay razones para decir que no se van a respetar las garantías".

Aunque desde el Gobierno alemán no quieren quedarse con el asunto recordando que "el conflicto tiene que resolverse dentro del orden constitucional español".

De momento, se sigue el procedimiento y entra el debate jurídico entre el código penal español y el alemán por los dos delitos que recogen, uno el de rebelión y otro el de malversación. "Ambos tienen su aparejo llamado de alta traición que es más gravoso la condena puede ir de los 10 años a la cadena perpetua", explica Rodrigo Villalonga, abogado especialista en derecho internacional.

A la espera de esa declaración, lo único que ha dicho Puigdemont y a través de su mujer, es que no es el momento para la violencia.