El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha planteado la posibilidad de acabar con el COVID-19 a finales de 2022. "A lo mejor a final del año que viene podemos decir que no hay coronavirus. Estamos en esa situación, probablemente seguirá entre nosotros, pero hay opciones de que no pase así".

Así lo afirmaba el epidemiólogo este martes en un ciclo de conferencias en Ciudad Real, en el que también insistió que, en el pasado, otros virus como el de la "gripe de los pollos" llegaron a su fin.

En este sentido, el sanitario recuerda cómo el 27 de diciembre de 2019 aparecieron una veintena de casos de neumonía grave en China, y sólo 10 días después, la enfermedad ya había sido secuenciada. Es más, según Simón, el 7 de enero "ya se tenía toda la información necesaria" en el país asiático para enfrentarse al virus, algo que aún tardó en llegar a Europa y "al superpoderoso Estados Unidos".

Ahora bien, el director del CCAES también reconoce que el virus mencionado "no parecía una enfermedad tan grave". Algo que ha resultado no ser así, mientras en España la puerta de entrada para el COVID pudo ser una persona que, procedente de Wuhan y en su tránsito por Aleania, había tenido contacto con familiares en España.

El repaso de Simón en la pandemia: de enero a marzo

De acuerdo con Simón, a mediados de enero "ya había un protocolo y un procedimiento" a través de 30 sociedades científicas con trabajo para desarrollar estudios clínicos, colocando a España como "uno de los tres primeros países" en tenerlos.

El 23 de enero ya se reunió el Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud, deliberando que la neumonía detectada en China no suponía un problema a nivel mundial, con pocos casos más allá del origen en Wuhan.

"No había transmisión comunitaria en ningún sitio más allá de Wuhan, ni siquiera en las otras 30 provincias de China", recuerda Simón, quien admite "ciertas dudas" sobre la información que daba el Gobierno chino en el primer mes de 2020. La percepción no era que China escondiera información, sino que "no la tenían", ha dicho.

Cuando el 23 de enero la OMS decide mandar una misión a China, el país asiático "bloquea" la exportación de productos sanitarias. "Deja de haber mascarillas porque todas las del mundo se fabricaban en China", lamenta Fernando Simón.

En febrero, la información que seguía mandando era el extremo de que la transmisión del virus se producía sólo a nivel del país asiático, aunque el experto admite que había "mosqueo" por los cierres de ciudades como Wuhan.

"Estábamos todos los países del mundo expectantes para ver qué significaba ese cierre, y el 17 de febrero, China tenía 70.000 casos, y España tenía dos casos, nuestro caso alemán y otro inglés con el virus importado de Singapur que se había contagiado esquiando en Francia", relata.

Junto con eso, Simón también recuerda cómo fueron los primeros días de marzo, poniendo el foco en los problemas de Italia. En España ya se iban detectando casos, pero sólo dos pequeños brotes, uno en el norte y otro cerca de Madrid, "muy localizados, con más transmisión".

Todo hasta el 9 de marzo, cuando se pasó de una trasmisión de entre 50 y 100 casos diarios a computar más de 700. "Ese día, todo se descontroló", lamenta, momento en el que se empieza la cadena de toma de decisiones que desembocó en el primer estado de alarma.