José Antonio Primo de Rivera ya está fuera del Valle de Cuelgamuros. El proceso de exhumación, que ha arrancado a primera hora de este lunes, ha concluido poco antes de las 13:00 horas, cuando el cortejo fúnebre ha abandonado el recinto portando los restos del fundador de la Falange, entre gritos y aplausos de una decena de simpatizantes fascistas congregados a las puertas.

Media hora después, han llegado al cementerio de San Isidro para su inhumación, donde simpatizantes falangistas allí congregados se han saltado el perímetro de seguridad.

Los restos, en cualquier caso, han abandonado ya el emplazamiento junto al altar mayor de la basílica de Cuelgamuros donde llevaban desde hace 64 años, y ahora serán depositados junto a los de otros familiares del ideólogo fascista, como su hermanos Miguel y Pilar, en el camposanto madrileño

La operación de exhumación se ha llevando a cabo discretamente, con el templo cerrado al público, solo en presencia de los familiares y los trabajadores encargados de levantar la losa que cubría la tumba. A lo largo de la mañana, no obstante, el trasiego de vehículos ha sido constante: al recinto accedían tres coches fúnebres en torno a las 07:40 horas, así como una treintena de vehículos de la Guardia Civil.

Horas después, el cortejo fúnebre ha salido portando los restos, entre saludos fascistas, gritos de "José Antonio presente" y "Arriba España" de unos pocos simpatizantes falangistas a las puertas del Valle. Estaba previsto que el prior de la abadía benedictina, Santiago Cantera, rezara un responso antes de que el ataúd saliera del mausoleo rumbo aSan Isidro.

Allí, aunque el cementerio está cerrado y vigilado por un fuerte dispositivo policial, aguardaban varias decenas de falangistas, que al llegar el cortejo fúnebre han llevado a cabo gritos y saludos fascistas y algunos se han saltado el cordón policial, aunque los agentes han podido contenerles.

Retraso en las tareas de exhumación

Según ha podido saber la Sexta, las tareas de exhumación de Primo de Rivera se han retrasado algo porque al retirar la losa de mármol se han encontrado bloques de hormigón y de ladrillo debajo, algo que no ocurrió en la exhumación de Franco, y esto ha dilatado las tareas para extraer el ataúd.

Así las cosas, todo el proceso ha durado en torno a unas cuatro horas. Los trabajos preparatorios arrancaban en torno a las 05:00 de la mañana, pero, a las 08:00, cuando ha empezado la operación como tal de levantar la losa, el hallazgo de esos bloques de hormigón y ladrillo ha hecho que todo se retrasara, hasta que finalmente los restos han abandonado el Valle minutos antes de las 13:00 horas.

Ley de Memoria Democrática

Todo el proceso de exhumación, con el que se da cumplimiento a uno de los apartados de la Ley de Memoria Democrática, se ha acometido de acuerdo con la familia y ha estado exento de la enorme expectación mediática y polémica política que en 2019 acompañó a la exhumación y posterior traslado en helicóptero del dictador Francisco Franco, también enterrado junto al altar mayor de la basílica.

La nueva Ley de Memoria Democrática establece en su artículo 54 que en el rebautizado Valle de Cuelgamuros "solo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra, como lugar de reconocimiento, conmemoración, recuerdo y homenaje a las víctimas allí inhumadas". Y añade: "Se procederá a la reubicación de cualquier resto mortal que ocupe un lugar preeminente en el recinto".

Este era el caso de José Antonio Primo de Rivera y antes lo era el de Franco. Aunque existía la posibilidad legal de mantener sus restos en alguna de las criptas anexas al templo, retirándolos así de su emplazamiento destacado, la familia optó por llevarlos a un cementerio católico, dado que la normativa considera todos los enterramientos del enclave como cementerio civil.

Es más, los descendientes se adelantaron a cualquier actuación gubernamental para la reubicación y en cuanto se aprobó la norma comunicaron su pretensión de exhumarlo, tanto al prior del Valle de los Caídos como a la Comunidad de Madrid, al tiempo que solicitaron el permiso de obras al Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial.

El importe presupuestado para la retirada de la lápida de granito de 3.500 kilos que cubre la fosa y su reposición por seis losas de mármol negro semejantes al del suelo que la circunda asciende a 8.630 euros.

Todos los traslados de Primo de Rivera

Los restos de José Antonio Primo de Rivera, fusilado por la República al comienzo de la Guerra Civil, en 1936, han pasado por varias ubicaciones a lo largo de la historia. El fundador de la Falange fue primero enterrado en Alicante, pero en 1939 su féretro se trasladó al Escorial en una procesión a pie que duró 10 días hasta su destino final en la capilla de los reyes del monasterio.

Veinte años más tarde, en 1959, los restos se movieron nuevamente, esta vez a la basílica de Cuelgamuros, coincidiendo con la inauguración del recinto mandado construir por Franco para perpetuar la memoria de los que cayeron "en nuestra gloriosa cruzada" bajo una enorme cruz de piedra de 150 metros.

El dictador había pedido permiso a sus familiares para llevarlos hasta el nuevo emplazamiento, del que ahora salen por cuarta vez. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, aseguró el jueves que este traslado supone "un paso más en la resignificación" del Valle de Cuelgamuros -antes conocido como Valle de los Caídos- para que allí "no se enaltezca a ninguna persona, a ninguna ideología que evoque a la dictadura".

Se trata de un proceso complejo, previsto en la Ley de Memoria Democrática, que comprende diversos ámbitos, desde el nuevo estatus de la comunidad benedictina del monasterio, hasta la transformación del recinto en un centro de interpretación sobre el franquismo.

Todo ello sin olvidar que en Valle de Cuelgamuros yacen los restos de 33.833 personas, combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil, un tercio sin identificar, y que hay descendientes que quieren hacerse cargo de sus familiares; pero las exhumaciones han estado sometidas a numerosos obstáculos en las últimas décadas, tanto de índole política como judiciales.