La farmacéutica biotecnológica española Hipra sigue esperando la autorización de su vacuna contra la COVID-19 por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y aunque ya asume que no llegará este mes, está convencida de que formará parte de los planes de vacunación en otoño, cuando arrancará la campaña de refuerzo.

"Es perfectamente adecuada para la necesidad que tenemos hoy y tendremos en otoño, pero vamos probando distintos prototipos", ha asegurado en rueda de prensa Elia Torroella, directora de I+D y Registros de la compañía con sede en Amer (Girona), quien ha avanzado que para esas fechas también iniciarán los ensayos para medir la eficacia de su suero como refuerzo en menores de 16 años.

La vacuna española de Hipra está basada en dos proteínas recombinantes estructuralmente similares, una correspondiente a la variante alfa y otra a la variante beta, que se unen formando una estructura única llamada dímero, y que está acompañada de un adyuvante que incrementa la respuesta inmunológica. Una de sus ventajas es que "podemos adaptarla a las variantes que queramos".

De acuerdo con los últimos datos que publicó la biotecnológica, el fármaco ha demostrado una buena respuesta de anticuerpos neutralizantes también frente a ómicron BA.2 y BA4/BA.5, causante de los contagios recientes registrados entre la población.

Pero además de la capacidad de neutralizar todas las variantes, otro de sus fuertes es que "amplía el abanico de protección" al estar basada en una plataforma diferente al ARNm que usan Pfizer y Moderna, una protección que además es más duradera, la mejora de la logística al poder almacenarla en nevera y una menor reactogenicidad.

Así, los efectos adversos que han reportado los voluntarios que han participado en los ensayos son dolor leve en el punto de la inyección; "dolor de cabeza, cierto cansancio, malestar que remite al cabo de 2-3 días".