Patricia Ortega es la primera, y de momento única, mujer coronel del Ejército español. 28 años después de ingresar, luce en sus galones las tres estrellas de ocho puntas, pero no siente que los sacrificios que ha tenido que hacer para lograr este objetivo se deban a su condición de mujer: "Soy un militar, independientemente de mi sexo, y por lo tanto he dejado, sacrificado y renunciado a lo mismo que mis compañeros".

Para esta oficial de 53 años, la profesión militar es "vocacional", pues el militar "trabaja para servir a la sociedad". Es más, en su opinión, "es más que un trabajo, es un estilo de vida", ya que en las Fuerzas Armadas "se trabajan y defienden a diario valores como la lealtad, la integridad, el compromiso, amor a la responsabilidad, disciplina, espíritu de sacrificio, además de por supuesto el amor a la patria".

Para ella, lo mejor de ser miembro de las Fuerzas Armadas es "la oportunidad diaria de perfeccionamiento en la vocación de servicio, abnegación, el espíritu de superación". "Aprendes que cuando crees que no puedes más no estás ni siquiera al 50% de tu capacidad. Todo lo puedes conseguir con coraje y perseverancia", ha afirmado.

En cuanto al papel de la mujer en las Fuerzas Armadas, la coronel afirma que "está totalmente normalizada, entendiéndolo como la naturalidad con que se acepta su presencia. La igualdad no es una reglamentación, debe ser una forma o hábito de vida y requiere cambios tanto en las prácticas institucionales como en las relaciones sociales", ha explicado.

Pero a la pregunta de cuánto cree que tardará en verse a una mujer siendo jefa del Estado Mayor de la Defensa, la más alta autoridad militar operativa, Ortega cree que el sexo del mando es "intrascendente", ya que "el sexo es una condición, no un valor, ¿a quién le importa el sexo del mando? Lo importante es que mande con firmeza e inteligencia”, asegura