Los inmigrantes que intentan asaltar las vallas de Ceuta y Melilla están a un paso de conseguir su sueño. Llevan meses o incluso años tratando de dar el salto a Europa y se aferran a la verja con todas sus fuerzas. Soltarse significa dar marcha atrás, desandar lo andado y no están dispuestos a volver a Marruecos.
Los agentes desplegados en el perímetro intentan por todos los medios bajar a los inmigrantes del vallado. Primero utilizan palabras, luego la fuerza, muchas veces desmesurada como cuando seis antidisturbios rodean a un subsahariano que se niega a desengancharse de la verja. Es la imagen de la desesperación.
Los policías consideran que la fuerza no es suficiente y deciden echar mano de un spray paralizante. Lo utilizan con varios de los inmigrantes que tratan de llegar a Melilla. El gas los deja completamente aturdidos y sin fuerzas.
Sin embargo, los sindicatos policiales aseguran que la Unidad de Intervención Policial está habilitada para utilizar este spray homologado por el ministerio de sanidad como último recurso: “Si se ha utilizado ese tipo de spray será un spray no lesivo para la salud y se podrán utilizar para bajar a esas personas con la menor lesividad posible” afirma José Ruiz, portavoz del sindicato de Policía de Melilla.
Las ONG que trabajan en la zona creen que es desproporcionado. Una vez que consiguen bajar a todos los inmigrantes los expulsan a Marruecos. Las ONG hablan de devoluciones en caliente, los sindicatos aseguran que actuaron dentro de la legalidad.