Desde Barcelona, Pedro Sánchez ha defendido la España de todos: "A diferencia entre nosotros el PP y Ciudadanos es que nosotros no creemos que somos España, creemos que España somos todos y todas". Y ha reivindicado la reforma de la Constitución como la mejor forma de renovar la convivencia: "No petrificarla como intentan las derechas españolas, sino reformarla".

Iceta propone un viaje hacia la reconciliación: "Una reconciliación entre los propios catalanes, con el resto de los españoles, con Europa". Ante pactos futuribles para formar gobierno insiste en que el PSC no irá de la mano ni con los independentistas ni con la derecha: "Quedan descalzados quienes quieran romper o quienes no quieran mover nada".

Pero algunas voces del partido discrepan como Alfonso Guerra, que dice que los españoles no perdonarían un portazo a un pacto de gobierno con PP y Ciudadanos. En el Partido Popular, Javier Maroto, advierte que el PSC podría dar la sorpresa pactando con Esquerra: "Volver a lo peor del pasado que ha tenido esta tierra que es un tripartito encabezado por ERC".

El inmovilismo, asegura Podemos, solo beneficia a las élites políticas: "Recargarse de legitimidad en su proyecto restaurador del orden anterior frente a la posibilidad del cambio político" ha defendido Irene Montero.

Desde el Gobierno, la vicepresidenta defendía así la necesidad de estas elecciones: "Yo creo que la aplicación del155 y la convocatoria de elecciones ha sido una muestra respeto a todos los catalanes". Acciones que han servido, ha dicho, para restaurar la estabilidad en Cataluña.