Sin duda, 2019 se ha convertido en uno de los años más convulsos de la historia política de España. El país no viene solo de celebrar unas elecciones generales cuyas urnas parecen haber arrojado más incertidumbre que estabilidad política, según los resultados expuestos y la compleja situación que está afrontando el PSOE para cerrar los acuerdos que permitan a Pedro Sánchez salir victorioso en el debate de investidura.

Tanto como a nivel estatal, decenas de ayuntamientos y diputaciones, y también autonomías, están inmersos en una carrera a contrarreloj que determinará en escasas horas qué partido gobernará en casi cada rincón de España, y lo más importante: si esa formación lo hará en solitario o requerirá de alguna fórmula para que se pongan en marcha las legislaturas.

Porque, precisamente, si algo han demostrado los comicios del 26 de mayo es el fin del bipartidismo y de las mayorías absolutas. Ahora, los grandes partidos se han visto obligados a pactar entre ellos para poner en marcha las administraciones, dando lugar en muchos casos a ideas o fórmulas de gobierno de lo más variopintas.

En lugares como Albacete y Ciudad Real se han podido ver, por ejemplo, 'filigranas políticas' por las cuales Ciudadanos y PSOE llevarán a cabo una legislatura de 'dos y dos'. Esto es, cada partido gobernará dos años. Esta misma fórmula es la que ha intentado el partido naranja en Madrid, algo a lo que se ha opuesto el PP en el Ayuntamiento, tachándolo de "inaceptable".

Es en Madrid y Barcelona donde la situación política parece estar más tensa. En la capital española, porque parece que Partido Popular y Ciudadanos no parecen ponerse de acuerdo siquiera en quién tiene que tomar las riendas del nuevo gobierno que relevará a Carmena y Ahora Madrid de su cargo. De hecho, Vox ya ha amenazado a ambas formaciones con la posibilidad de que Carmena acabe siendo alcaldesa y efectuar una moción de censura tras el nombramiento.

En Barcelona, las cosas no parecen estar más claras. ERC y Barcelona en Comú también se disputan el gobierno de la alcaldía, y no parecen ser capaces de llegar a ningún tipo de acuerdo. Sobre todo, porque la formación de Ada Colau ha rechazado la oferta de Ernest Maragall para que cada partido se alterne en el gobierno del Ayuntamiento dos años. Además, las bases de los comunes han avalado con el 71,43% de los votos que Ada Colau vuelva a ser alcaldesa gracias a un acuerdo con el PSC en lugar de pactar con ERC.

Se antoja así un panorama político de lo más complejo en España, un rompecabezas que parece difícil de resolver cuando solo quedan unas horas para que se tengan que formalizar los gobiernos en todos los ayuntamientos, diputaciones y autonomías españolas.