Oriol Junqueras, en prisión preventiva desde el 2 de noviembre de 2017 por su participación en la celebración del referéndum ilegal en Cataluña, ha sido condenado a 13 años de prisión por el Tribunal Supremo por un delito de sedición en concurso medial y por malversación, agravado por razón de su cuantía.

El exvicepresident es el que más años de cárcel ha recibido en su condena de todos los procesados. La Sala del Supremo da por probada la existencia de violencia aunque Junqueras ha sido absuelto del delito de rebelión al considerarse que "no basta la constatación de indiscutibles episodios de violencia para proclamar que los hechos integran" ese delito.

El Supremo también considera que "todos los acusados eran conocedores de que lo que se ofrecía a la ciudadanía catalana como el ejercicio legítimo del derecho a decidir, no era sino el señuelo para una movilización que nunca desembocaría en la creación de un Estado soberano".

El líder de ERC y exvicepresidente de la Generalitat se definió a sí mismo en el macrojuicio por la causa del procés como "un preso político" y negó haber cometido ningún delito. "Votar no lo es", declaró ante los magistrados del Alto Tribunal.

"Amo a España. Amo a la gente y a la cultura española"

Durante el juicio, quien fuera vicepresidente de la Generalitat bajo el mando de Carles Puigdemont, sorprendió con su renuncia a defenderse jurídicamente a cambio de un alegato de paz más cercano a un discurso político que a una defensa judicial.

Junqueras sólo respondió a su abogado, insistió en presentarse como "un preso político" y se esforzó en poner de relieve el carácter pacífico del movimiento soberanista en Cataluña, ejemplificado en los claveles y el Virolai (himno religioso) del 20 de septiembre.

Por su discurso de defensa planeó la sombra del diálogo político y la concordia. Sobresalió la frase: "Yo amo a España. Amo a la gente y a la cultura española". Y en su turno de última palabra incidió en su deseo de sacar de los tribunales una causa que él entendía únicamente desde el prisma de la política.

"Creo que lo mejor para todos sería devolver la cuestión al terreno de la política, de la buena política, de donde nunca debería haber salido, al terreno del diálogo, la negociación y el acuerdo", apuntó Junqueras en su última palabra. El exvicepresidente no compartía el hecho de llevar ante la Justicia el referéndum ilegal y la DUI y defendía la idea de abordar la cuestión independentista desde la política y no en los tribunales.

Las penas que pedían Fiscalía, Abogacía y acusación popular

Junqueras afrontaba los cuatro meses de instrucción de la causa acusado de rebelión, sedición, malversación y organización criminal. La Fiscalía pedía para él 25 años de cárcel como "promotor" de un delito de rebelión, mientras que la Abogacía del Estado pedía 12 años de cárcel por los delitos de sedición y malversación.

A su vez, la acusación popular, ejercida en este caso por Vox, pedía 74 años de cárcel para el líder de ERC por los delitos de rebelión, malversación y organización criminal.

Su abogado anuncia un recurso

Andreu van den Eynde, el abogado de Oriol Junqueras, ha señalado tras conocerse la condena de su cliente a 13 años de cárcel que recurrirá "en todas las instancias" la sentencia del "procés", de la que ha dicho que pone "límites al ejercicio del derecho a la protesta en un Estado democrático".

"Y lo ha hecho de una forma que seguramente es genuina del Estado español, porque es el único Estado del entorno europeo democrático que prevé reacciones de la gravedad del delito de sedición que no tienen comparación en ningún otro Estado de nuestro entorno", ha declarado a la prensa.

Sobre el calendario jurídico que contempla, ha indicado que presentará recursos ante los tribunales españoles e internacionales. "Vamos a recurrir a todas las instancias, pero tendrá que ser en los pasos que prevé la ley; por lo tanto, primero en la jurisdicción nacional y luego en la internacional".