44.000 personas recibieron las dos dosis de la vacuna de Pfizer entre la segunda y la tercera fase del proyecto. Entre ese amplio grupo de personas estaba un español.

Miquel Fernández, desde Oklahoma, nos cuenta que su decisión fue "prácticamente instantánea". Cuando se presentó en septiembre para probar la vacuna no sabía que formaría parte de la noticia que el mundo llevaba tanto tiempo esperando.

En 10 minutos ya estaba registrado. Al día siguiente de recibir la primera dosis, empezó a tener "fiebre", "malestar general" y "dolor de cabeza", síntomas similares a los de una gripe. "Pero duró cinco horas, tal como vino se fue", agrega.

Con la segunda dosis los efectos también se pasaron a las pocas horas, pero Pfizer seguirá presente en su vida durante los próximos dos años. "Cada semana me envían un mensaje recordatorio para que conteste a través de una app si tengo algún síntoma", explica.

Una entrega a la ciencia desinteresada porque él nunca llegará a saber si ha generado anticuerpos. Nos cuenta que cuando lo comentó con su círculo cercano, le dijeron que estaba siendo un "valiente". "Sí que pensé que era más importante de lo que parecía", afirma. Un proyecto que ha sido posible gracias a voluntarios como Miquel que han puesto su salud al servicio de la ciencia.