La estación de esquí debería haber abierto este fin de semana, pero las restricciones y las limitaciones a la movilidad decretadas por la crisis del coronavirus han generado una imagen desierto en todas ellas. Los telesillas no se mueven, no hay esquiadores y los negocios se encuentran cerrados, lo que supone un duro golpe para la economía.

En Sierra Nevada se generan 700 empleos directos, 3.000 indirectos y un movimiento económico a su alrededor de más de 400 millones de euros cada temporada. La previsión y la voluntad de la Junta de Andalucía es abrir la estación de esquí, algo que no ocurrirá hasta, al menos, pasado el Puente de la Constitución. En épocas anteriores, esta fecha servía para que la estación granadina alcanzara el 5% de su facturación.

"Una infraestructura como la nuestra necesita una masa crítica de público para poder abrir", ha apuntado Jesús Ibáñez, consejero delegado de CETURSA en Sierra Nevada. Lo que tenía que haber sido ese inicio en Sierra Nevada se convirtió en un entrenamiento de deportistas federados. Pero la de Granada no es la única afectada. Esas mismas medidas han congelado la actividad de las estaciones de esquí de todo el país.

En riesgo, 3.100 empleos directos en todo un sector que factura unos 120 millones de euros. Pero también afecta a hoteles, restaurantes y a los comercios de la zona. "Está todo muy desierto, todos los locales cerrados. Económicamente es un desastre. Esperemos que las Navidades nos puedan salvar y dejen que venga la gente", han señalado numerosos afectados por esta situación.

Las aperturas están en el aire. Alemania ha pedido el cierre de las pistas a nivel europeo. La posición del Gobierno de España es mantener las facilidades abiertas, con seguridad. Aunque el viernes, el ministro de Sanidad avisaba. "El lunes vamos a sentarnos con las Comunidades Autónomas que tienen estaciones de esquí y vamos a intentar llegar a un acuerdo conjunto", ha afirmado Salvador Illa.

Ante esta incertidumbre, muchos de estos centros siguen sin fecha de arranque. Otros, como el de Baqueira Beret, son más atrevidos. Siempre con todas las adaptaciones porque, según han reivindicado, las estaciones son un lugar seguro.