Es de los pocos legados que quedan en su ciudad natal: un centro ocupacional de personas con discapacidad que se construyó gracias a una subvención de Caja Madrid cuando Miguel Blesa era presidente.

Lo único que se mantiene es su nombre. La placa de agradecimiento fue retirada en mayo de 2015 cuando el expresidente estaba inmerso en la investigación del hundimiento de la caja. Los vecinos del pueblo le recuerdan como alguien que allí, no llamaba la atención.

Sus padres eran productores de aceite de oliva con muchas tierras y casas como una que dejó en herencia a su hijo. Saltó de Jaén a Madrid para preparar las oposiciones a Inspector de Hacienda. Allí conoció a Aznar que fue su valedor: esa amistad le llevó hasta lo más alto.

Sus restos serán enterrados en el panteón familiar de Linares. La misa será en una parroquia de la localidad, un último homenaje en su ciudad.