Algunos casi se habían olvidado de ella y otros la habían desterrado por completo. Y es que cuando creíamos que el rastro de la mascarilla se estaba perdiendo, Sanidad vuelve a recomendarla ante el aumento de contagios y en algunas grandes empresas vuelve a ser obligatoria.

Volver a ponérsela a muchos les genera incomodidad, malestar, ansiedad... En definitiva, una vuelta dicen al pasado, al verano de 2020 y 2021.

La psicóloga Silvia Álava explica que esta ansiedad la sentimos porque ya nos habíamos acostumbrado no solo a ir sin mascarilla por la calle y en los espacios cerrados, sino también a pensar que la pandemia ya había acabado y que por fin podíamos recuperar nuestra vida. Ahora, con las recomendaciones del uso de mascarilla y con los contagios de COVID-19 creciendo, "volvemos otra vez a esa sensación de peligro", cuenta.

Para protegerse y frenar el avance de los nuevos casos también vuelven las colas a los centros de salud donde se inocula la vacuna de coronavirus. Y en las farmacias no paran de vender los test de antígenos de forma constante, porque toda medida es poca para pasar un verano tranquilo.