Madrid quiere acabar con superpoblación de cotorras que, según el último censo, alcanza las 13.000 en la capital. El objetivo es eliminar 11.700 durante los próximos meses, lo que representa el 90% del total. "Nos va a permitir pasar de las 13.000 que existen en la actualidad a dejar el número de cotorras en un 10%, es decir, a 1.300 cotorras", ha explicado el delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento, Borja Carabante.
El coste asciende a los tres millones de euros, unos 250 euros por cada animal. Se van a llevar a cabo distintos sistemas de captura. En concreto, "con redes o jaulas y luego la empresa adjudicataria establecerá junto con la Comunidad de Madrid, que es el órgano que tiene la competencia, el método para poder sacrificar esas cotorras".
El delegado de Medio Ambiente y Movilidad ha asegurado que se llevará a cabo de acuerdo a la Ley de Protección Animal, que establece cuáles son los métodos no dolorosos para llevar a cabo ese sacrifico, pero "eso será autorizado con posterioridad por la Comunidad de Madrid".
Carabante señaló que, además de la eliminación del 90% de las cotorras, durante los meses posteriores, se procederá también a la eliminación de los nidos y los huevos que pongan "para que ese número continúe siendo estable a lo largo de los años".
El censo de cotorra argentina en los parques de Madrid ha crecido un 33% en los últimos tres años, pasando de las 9.000 registradas en 2016 a las 13.000 que se contabilizaron el año pasado, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Ornitología SEO/Birdlife.
En 2005, se estimaba que en Madrid había 1.700 ejemplares. Desde el Área señalaban que el objeto del contrato consiste en reducir al 10% la población en libertad de las dos especies de estas aves exóticas invasoras, la cotorra argentina y la cotorra de Kramer en la ciudad, mediante labores de captura de cotorras, el control de sus puestas, así como otras acciones como el apeo de nidos y retirada de restos, control biológico y veterinario, y gestión de individuos capturados “con el fin de disminuir la población”.
Indican que el aumento de un 30% de la población respecto a los censos realizados en el año 2015, provoca problemas de presión que generan sobre la fauna autóctona y sobre el arbolado de parques, de zonas verdes y de alineación.