17 de agosto, el terror envolvía la Rambla y Cambrils: 16 inocentes perdían la vida a manos del terrorismo pero para la célula yihadista esta barbarie no era suficiente. Según han revelado fuentes cercanas a la investigación al Periódico de Catalunya, los terroristas planeaban atacar simultáneamente la Torre Eiffel y la Sagrada Familia. Dos de los mayores iconos europeos en el punto de mira del comando de Ripoll. Todo encajaría: tres furgonetas, dos de ellas con destino Barcelona, la otra París.

El elemento que apuntaría a esta hipótesis se habría encontrado en una cámara entre los escombros de la casa de Alcanar que contendría fotos atípicas del monumento francés. Instantáneas de los lugares más aglomerados, colas, calles colindantes, restaurantes cercanos y aparcamientos turísticos, todo, según el Periódico, para determinar dónde colocar una furgoneta bomba.

Seis meses han pasado ya desde que Barcelona se quedó sin aliento, ahora el Ayuntamiento de la ciudad condal se persona para exigir responsabilidades: "Creemos que la personación es clave, no solo para defender a la ciudad y sus ciudadanos, sino para tener acceso directo a la información" ha defendido Ada Colau.

Todavía surgen muchas dudas en torno al ataque. Se desconoce si los yihadistas recibieron instrucciones del Dáesh, el porqué del viaje del imán a Bélgica y su relación con el CNI y el paradero desconocido durante días de quien conducía la furgoneta que sembró el terror en el corazón de la ciudad condal.