La calle de Ziriza, Navarra o un merendero en Guadalajara que son algunos de los bienes que la iglesia puso a su nombre tras un cambio legislativo de Aznar en 1998 que les permitía la inscripción con una simple declaración.

"Le sirve única y exclusivamente el certificado que se trae desde su propia casa", explica Pascual Larumbe, de la plataforma en Defensa del Patrimonio Navarro. Bienes que se estiman por miles, pero sin una cifra exacta, que ahora sí se va a conocer después de que el Gobierno haya anunciado que ultima una lista con todos los inmuebles, comprometida por Rajoy desde 2017.

Entre los bienes inmatriculados encontamos un frontón en Lizoain, Pamplona, una muralla en Artá, Mallorca, una plaza en Pocito, Córdoba o la casa rectoral que construyeron los habitantes de Grijota Pamplona y que la iglesia vendía por 45.000 euros, un local abandonado de Posadas, Córdoba o el patio de los naranjos en Sevilla. "Podemos hacernos una idea de la magnitud de este expolio", apunta Andrés Valerio, coordinador de la plataforma Recuperando.

Además, los beneficios de la inmatriculación quedan perfectamente reflejados con la mezquita de Córdoba: le costó inscribirla solo 30 euros, y ahora cobra por la entrada 10 euros, no pagan el IBI y el mantenimiento corre a cargo de dinero público. Aparecerá una lista que minusvalora el PP. "Que estén a lo importante, que defiendan España", apunta Casado.

La iglesia siempre ha defendido la legalidad de las inmatriculaciones, pero ahora esta lista permitirá conocer por fin el total de bienes y batallar en los tribunales y reclamar si creemos que no pertenecen a la iglesia.