El 17 de junio de 2009, con la operación Gürtel en plena ebullición, Luis Bárcenas se encuentra en un restaurante de Madrid con parte de la cúpula policial; concretamente, con Villarejo y dos de sus superiores: José Luis Olivera, entonces jefe de la UDEF, y Juan Antonio González, excomisario general de la Policía Judicial.

Bárcenas no lo duda: se va a por ellos y, con tono soberbio, les acusa de manipular la investigación. "Cuando estamos hablando de ma-ni-pu-la-ción, de manipulación oficial, que es la que estás haciendo tú, ¿no estamos hablando de eso?", afirma el extesorero del PP.

González le reprocha que está "equivocado", pero Bárcenas insiste en que sabe de qué habla: "Sabemos a lo que estamos jugando", pero rebaja el tono cuando González le lanza una advertencia. "Precisamente, hemos sido de una moderación que no te... Tenemos mucha más información. si yo me pongo a filtrar, tú no sabes lo que yo iba a filtrar".

Tras unos minutos en los que Bárcenas muestra su preocupación y los policías le aseguran que no van a por él, el extesorero se despide y se va. Villarejo llama al entonces director adjunto operativo de la Policía para informarle del incidente.

"Estaba el tío muy nervioso. Si no le pega a la 'farlopa', poco le faltará al Bárcenas, porque estaba el tío muy agresivo. Al final se ha disculpado, es verdad", apuntaba el excomisario. Una disculpa que, sin embargo, no le ha salvado de la cárcel finalmente.