Los 100 días de Torra al frente del Govern pivotan en torno a lo que ya prometía en el debate de investidura: la república catalana. Una idea en el horizonte que pasa primero por la defensa de los que ya lo intentaron.

"Exigimos la libertad inmediata de los presos políticos". Unos políticos encarcelados a los que ha visitado en numerosas ocasiones durante esos meses.

Así, si cogemos la agenda de Torra vemos que este miércoles está en Lledoners, donde están los Jordis y los exconsellers. El martes pudimos verle visitando a Forcadell en la cárcel de Catllar y el viernes 17 participaba en Lledoners en el homenaje a Joaquim Forn.

Una agenda en la que también hay poca actividad legislativa. En los últimos tres meses, el gobierno de Torra sólo ha tramitado cuatro proyectos de ley que son heredados del anterior gobierno. También un decreto ley que se deriva de una sentencia del Constitucional y el polémico decreto que permite la venta de leche cruda.

Pero el momento cumbre llegaba el 9 de julio, Torra visitaba en La Moncloa a su nuevo inquilino, Pedro Sánchez. Buena sintonía, pero una vez más, el abismo entre ambas partes.

"Cualquier solución pasa por respetar el derecho de la autodeterminación de Cataluña", señalaba Torra. Y como anunciaba desde el principio: "Insistiremos, insistiremos e investiremos a Puigdemont".

Viaja, al menos, una vez al mes para despachar con Puigdemont y ni si quiera ha ocupado el despacho del expresident, que oficialmente se encuentra en obras. Se considera a si mismo un "presidente vicario".