La única luz que se veía era la de las farolas cuando los primeros madrugadores han ido corriendo a comprobar si, efectivamente y un año más, sus majestades de Oriente, los Reyes Magos, habían pasado por sus respectivas casas. La ilusión desbordaba las miradas de los más pequeños, que han ido de pista en pista.

Primero, si los camellos habían picoteado sus aperitivos para hacer más llevadera la noche de trabajo. Check. Después, si Melchor, Gaspar y Baltasar también habían disfrutado de su piscolabis. También check.

Así, sólo ha quedado correr hacia los regalos, que han llegado a los hogares españoles tras un largo recorrido. Tanto, que algunos juguetes no han llegado a tiempo.

La magia también se ha dejado caer por los hospitales, donde los menores ingresados también han disfrutado de las bondades de los Reyes Magos. También por los hogares tutelados. Un día inolvidable para todos.