El informe es demoledor desde el principio: antes incluso de entrar al análisis de los gastos, la Cámara de Cuentas avisa de las numerosas trabas que se ha encontrado, empezando por el archivo documental que define así: "El archivo físico en donde se contenía la documentación económico-financiera (...) sólo puede calificarse de verdadero caos".


También señala las innumerables irregularidades en los libros de contabilidad, tantas que el informe concluye que las cuentas no son fiables: "La mala praxis de la Sociedad en el registro de los asientos contables (...) pone en cuestión (...) la fiabilidad de las cuentas".

Entre los gastos más llamativos, los casi 14 millones de euros que se pagaron al arquitectos Norman Foster. Un dinero que se le pagó íntegro a pesar de que no se puso ni un solo ladrillo, y que una parte de ese dinero se le debía pagar en la fase de construcción y al terminar: "Pero es de notar que la última fase del mismo, la construcción, ni siquiera llegó a iniciarse".

Además hay casi cinco millones y medio de euros en gastos de publicidad sin ningún expediente de contratación. Gran parte se contabilizaron como "otros gastos de explotación". Una cuenta que en 2006 fue de 740.000 euros y que en 2007, año electoral, se disparó hasta los 4.300.000 euros.

Un fotógrafo cobró un sueldo de 3.500 euros al mes sin contrato y sin que haya constancia de su trabajo. Además, se pagaron 50.000 euros por una escultura que nunca se llegó a cincelar y hay una Visa Platinum con decenas de miles de euros en comilonas y viajes sin justificar entre otros muchos gastos que merecen el reproche de la Cámara de Cuentas.