Hasta ahora, para comprar material sanitario como son las mascarillas, los guantes o los equipos de protección, las empresas privadas podían acudir directamente al mercado o contactar con empresas intermediarias. Y es que en España dependemos de la producción de otros países, tal y como explica Margarita Alfonsel, secretaria general de FENIN: "Dependemos de China. En España hay una baja producción porque el coste de fabricarlos aquí es más alto que traerlos de otro país".

El proceso cambiaba si se trataba de una compra pública: las administraciones o los hospitales sacaban un concurso público y licitaban la compra. En ambos casos, una vez en España y tras pasar por Aduanas, la carga podía estar en destino en 48 o 72 horas. Pero llegó la crisis del COVID-19 y los problemas se multiplicaron.

Primero, la ley de la selva que se impuso en el mercado. La demanda desbordó la oferta y se produjo una rotura de stock: no había materiales y los que había multiplicaron su precio. "Se están aprovechando la mayoría de fabricantes, que han subido los precios de esos materiales, indica Abdel Jaber, responsable de negocios de Air Exxpress.

Muchos transformaron sus instalaciones y pasaron de fabricar coches a fabriacar mascarillas. Tras varias polémicas, el gobierno Chino endureció sus controles para asegurar que lo que exportaba era de calidad. Algo que también retrasó el mercado.

En esa línea proteccionista países como Estados Unidos establecen como prioritario para sus empresas, abastecer el mercado nacional, en un contexto en el que cientos de países requieren ese material.

Aunque la crisis también han aflorado iniciativas como el corredor sanitario de la patronal de tecnologías sanitarias, junto a Iberia y Oesia han traído ya siete vuelos con 40 toneladas de material desde Shanghái a Madrid, porque en la lucha contra el coronavirus es fundamental el mercado sanitario.