La salida de Juan Antonio Roca, exasesor urbanístico del Ayuntamiento de Marbella, de un coche de la Policía Nacional se convirtió rápidamente en una de las imágenes más simbólicas de la historia reciente de nuestro país. Era el cerebro de la mayor trama de corrupción urbanística destapada nunca. Roca controlaba el consistorio como un alcalde en la sombra. Conseguía comisiones ilegales que pagaban empresarios a cambio de licencias para construir.

El juicio de la operación Malaya es de cifras millonarias. La razón: por los 460 millones de euros de dinero público defraudados, los 2.400 millones blanqueados o por los 2.000 millones de euros en bienes intervenidos, con fincas y obras de arte incluidas. Es también un caso de nombres propios en la prensa.

Entre ellos, los sucesores del legado marbellí de Jesús Gil que llegaron a ser alcaldes después de él: Julián Muñoz y Marisol Yagüe. En total, había 95 imputados -la mayoría, políticos y emprarios-, de los que 46 condenados. Sin embargo, solo cuatro siguen, a día de hoy, en prisión. Entre ellos, y precisamente, la exalcaldesa Yagüe.

Detalle reciente el de Julián Muñoz. Salió de la cárcel alegando su delicada salud. Pero tras ser pillado en un bar de la noche marbellí bailando sevillanas de madrugada ha tenido que volver, de lunes a jueves, a un centro de inserción social. Además, hace solo dos semanas, el cabecillam Juan Antonio Roca ha obtenido el tercer grado ya y colabora en un programa de reinserción de reclusos.