La atención primaria es el motor de nuestro sistema sanitario y la primera toma de contacto del paciente con el mismo, pero si hacemos una radiografía de los centros de salud del país, la imagen preocupa: consultorios cerrados, o que bajan la persiana por las tardes y falta de sanitarios en prácticamente todo el territorio nacional, mientras en España hay más de 150 brotes activos de coronavirus.
Su delicada situación empeora en verano. En este sentido, los sindicatos denuncian que en los puntos del país donde aumenta notablemente la población, no se refuerzan sus centros de salud.
Por ejemplo, en Madrid, si otros años había una estampida generalizada, tras la pandemia son muchos los que ahora se quedan. "Otros años podíamos sostener un verano sin refuerzos porque se sobrecargaban otras zonas del territorio nacional, pero este año la gente no se está yendo y Madrid está soportando una carga de trabajo en atención primaria tremenda", afirma Concha Erranz, médica de atención primaria pediátrica.
Por su parte, Clara Abad, médica de familia, denuncia que "se habló de que se incorporarían unos 800 profesionales y a día de hoy no ha sido así". En general, los médicos denuncian que los nuevos contratos solo sirven para cubrir ausencias que ya tenían.
Otras zonas turísticas que se llenan de veraneantes es Noja, en Cantabria, donde su población llega a quintuplicarse. Sin embargo, la Consejería de Sanidad alega que aquí directamente no hay médicos disponibles.
También el interior de Huelva se queda sin médicos ni enfermeros. La mayoría se han destinado a las playas,
dejando una parte de la población desprotegida, con urgencias cerradas, centros con un solo médico e incluso sin protocolos de seguridad.
Manuel Yuste, delegado de UGT de Atención Primaria en Huelva, ha criticado que "no hay un protocolo de ese triaje y, mientras tanto, toda la población que ha acudido al centro está en la puerta, está al sol y en Huelva hace bastante calor en verano". "Muchas palabras de agradecimiento, pero a la hora de la verdad nos vuelven a dejar solos y tirados", lamenta Yuste.
Los profesionales de la sanidad dicen tener una sensación de abandono que los deja un sabor agridulce después de estos meses tan duros por la pandemia del COVID-19 que esperan que no se repitan.