Miguel Ángel Aguilar fue uno de los periodistas que se encontraban en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981, justo en el momento en que el exteniente coronel Antonio Tejero irrumpía en el hemiciclo al grito de "Quieto todo el mundo".

En medio del caos, el informador reparó en un detalle de la indumentaria de los golpistas que le hizo sospechar que la intentona estaba abocada al fracaso. Y es que los militares iban absolutamente descoordinados entre sí en sus uniformes.

"Lo esperable de una unidad es que se presente con una uniformidad exacta. Todos iguales, todos con tricornio o todos con gorra de visera o con boina. Pero no, aquí cada uno iba de una manera", relataba Aguilar.

"Unos iban con correaje, otros con anorak, otros iban con un tres cuartos... En esos 200 guardias civiles había toda la pasarela del uniforme militar", explicaba.

Un "caos indumentario", que podría parecer anecdótico, pero en el que el periodista supo leer un síntoma de la desorganización del golpe y un presagio de que los militares no lograrían sus objetivo.

"No formaban parte de una unidad, sino que eran gente de aluvión, cogidos de improviso. No estaban a las órdenes de sus mandos naturales", se dio cuenta Aguilar: "Si había dificultades, la obediencia se iba a romper".