Salir de la UCI no implica necesariamente haber superado las secuelas que deja el coronavirus en nuestro cuerpo. Es el caso de Víctor, que estuvo 66 días en la UCI, más de dos meses postrado en la cama en los que pasó de los 112 kilos a tan solo 87.

"No podía ni siquiera levantar la cuchara, perdí mucho músculo", nos cuenta. Y es que él, como muchos otros, sufrió el síndrome post-UCI, por el cual los músculos y los órganos pueden atrofiarse, como los pulmones, que se debilitan al depender de ventiladores mecánicos durante tantas semanas.

Koldo Villelabeitia, jefe del servicio de rehabilitación del Hospital Universitario Infanta Elena, afirma que la pandemia está creando "un gran volumen" de pacientes que tienen "incapacidades agudas y crónicas", lo que les presenta un nuevo escenario para el que tienen que buscar soluciones.

Esa solución fue crear las Unidades de Recuperación Funcional post-COVID como la del Hospital Universitario Infanta Elena (Madrid), enfocadas a pacientes con ingresos prolongados en las UCI. "Se han descrito con esta enfermedad no solo trastornos respiratorios como disnea, disfunciones musculares, sino también trastornos musculares, articulares, trastornos neurológicos cardiovasculares, cognitivos, psicológicos, nutricionales...", añade el doctor Villelabeitia.

Esa afectación de muchos órganos a la vez debe tratarse, también, de una forma multidisciplinaria. Por eso, en esta unidad no solo trabajan expertos en medicina interna, psicólogos, neumólogos o endocrinos, sino además psicólogos o fisioterapeutas.

Desde el inicio de la pandemia, han pasado por esta unidad 217 pacientes; algunos de ellos, como Pilar, que estuvo 96 días en la UCI, siguen acudiendo cada semana. Ella cuenta que al salir "no podía comer" o "levantarse de la cama". Su objetivo es recuperarse cuanto antes de una enfermedad cuyas consecuencias, para muchos pacientes, pueden llegar a ser crónicas.