Josep Manel Bassols, directivo de la empresa Oproler, está relacionado con el pago de comisiones a Convergencia. Bassols, según ha confirmado el diario 'Crónica Global', es uno de los empresarios arrepentidos que habría relacionado a Artur Mas con el caso del 3%.

"Se puede poner nombre y apellido a una de las personas que ha ruborizado al presidente de la Generalitat. Es uno de sus íntimos amigos", afirma Carlos Quílez, coordinador de investigación de Crónica Global.

En un registro a su vivienda, la Guardia Civil habría descubierto documentación que confirmarían que el expresidente de la generalitat estaba al corriente de la trama. "De todos los detenidos, el único que sí quiso hablar y tiró de la manta fue Bassols", asegura Quílez.

De esta forma, el cerco sobre Mas en esta trama se estrecha. El diario 'El Mundo' publica que el expresident firmó un poder especial ante notario en el que le otorgaba a Andreu Viloca, el entonces tesorero de Convergència, la dirección de los negocios del partido.

Esto es, el exdirigente de la Generalitat trasladó a Viloca toda la responsabilidad de cualquier operación financiera. Por su parte, Mas se ha defendido acusando al Gobierno de querer acabar con el partido: "Todo lo que nosotros representamos intentarán debilitarlo o, si pueden, destruirlo".

Con el levantamiento parcial del secreto de sumario, se ha destapado también una supuesta nueva vía de financiación ilegal en el partido. 'El País' habla de la venta de miles de talonarios de 50 a 250 euros que permitía a donantes anónimos comprar sin dejar rastro. Convergència logró de esta manera más dinero que todos los demás partidos españoles juntos.

La labor de la Guardia Civil ha sido determinante y exhaustiva. Consiguió unir las tiras de papel que se habían destruido en el despacho de Viloca y que revelarían cómo organizaba las mordidas. En Convergència decían que era una vieja trituradora, pero los investigadores descubrieron documentos de cobros irregulares destruidos minutos antes de los registros.